El desinterés y la poca participación de los ciudadanos en la gestión de las Especies Exóticas Invasoras.

Las invasiones por parte de las EEI juegan un papel del 60% de las extinciones de flora y fauna del mundo. En Chile, han invadido muchos ecosistemas nativos, de los que dependen muchas personas (Fundación Terram, 2024). Siendo la introducción de especies exóticas, junto a la destrucción de los hábitats, la contaminación y la sobreexplotación, una de las principales causas de la pérdida de biodiversidad en el mundo (Valenzuela, 2020). Estas pueden ser introducidas de manera intencional o no intencional, pero siempre como resultado de las actividades humanas, viéndose exponenciadas en las últimas décadas producto del incremento del comercio mundial, el transporte y el turismo. Siendo estos tres principales factores los que contribuyen al movimiento voluntario y accidental de especies exóticas en el mundo. Gracias a todo esto, el rol ciudadano es de extrema importancia, ya que somos los responsables de trasladar especies de un lugar a otro. Por lo tanto, de nosotros depende enfrentar el problema, puesto que es vital que la ciudadanía se entere, comprenda la magnitud del daño que le estamos provocando a nuestros ambientes nativos y cómo combatirlo (Ministerio del Medio Ambiente, s.f.)

A lo largo de su historia, Chile ha ingresado diferentes EEI, identificándose dos grandes eventos de introducción de plantas. El primero ocurre entre 1880/1910 a 1940 y se relaciona con un fuerte crecimiento de la agricultura chilena en la producción de trigo y otros cereales, siendo la zona mediterránea la que sufrió el mayor impacto, al igual que una transformación del paisaje y pérdida de biodiversidad en este período. El segundo evento, se sitúa entre 1980 y 2000, asociado a la mecanización de la agricultura, es decir, mayor producción de cereales, y al incremento de las áreas de cultivo de especies forestales, principalmente el pino y eucaliptus, trayendo consecuencias apreciable hasta el dia de hoy. (Valenzuela, 2020)

Frente a lo anterior, cabe señalar que actualmente existen políticas y fiscalizaciones para el control de las EEI. Un ejemplo de esto es el éxito del país frente a la prevención de nuevos ingresos, gracias a políticas de protección fronteriza enfocadas en el resguardo del sector silvoagropecuario, Sin embargo, aún no se han logrado cubrir los aspectos de forma eficiente, haciendo que  los esfuerzos en etapas posteriores del proceso de invasión, como el manejo y control de especies, estén mucho más limitados, siendo imprescindible la concientización de la población, ya que al aumentar el compromiso público, se favorecerá la mitigación del problema, logrando así prevenir los efectos dañinos en ámbitos ecológicos, económicos y sociales. (Arjona, 2021;  Cossio, 2024)

Chile, al estar en el Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal, adoptado en la COP15 de 2022, se ha comprometido a cumplir con las 23 metas establecidas para el 2030. Al igual que los cuatro objetivos para el 2050 (MMA, 2024), siendo la meta número 6 la encargada de reducir en un 50% la introducción de especies exóticas invasoras y mitigar sus impactos, esta meta es considerada una de las más importantes por el gran daño que generan las EEI a nuestra biodiversidad nativa.

En este contexto, el mostrador, un medio informativo digital chileno, realizó una entrevista a Rafael García, director del Laboratorio de Invasiones Biológicas de la Universidad de Concepción e investigador del IEB, quien demostró una vasta preocupación por el cumplimiento de las metas y objetivos antes presentados en el tiempo delimitado. El experto afirma que a pesar de que el consenso científico reconoce el rol devastador de las EEI en la pérdida de biodiversidad y las funciones ecológicas, el tema sigue siendo secundario tanto en la opinión pública como entre los tomadores de decisiones. Él cree que esta falta de prioridad se debe al desconocimiento general o a la minimización de los impactos negativos de algunas EEI por su valor agrícola o económico. Al igual, destaca la importancia del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP) sea capaz de definir estrategias claras, de movilizar a la academia, el sector privado, los servicios públicos y la ciudadanía en conjunto con una mejor coordinación para enfrentar esta creciente amenaza, además de tener el financiamiento y el apoyo adecuado (Cossio, 2024).

Otra demostración de que las EEI generan un daño en nuestra biodiversidad, es la confirmación del Ministerio del Medio Ambiente sobre el estado de nuestras especies:

En el país, de las 1.546 especies clasificadas en categoría de amenaza, 19 están extintas, 186 en peligro crítico y 445 en peligro, 330 vulnerables. Es decir el 63 % de las especies clasificadas están en condición crítica o han desaparecido. (MMA, 2024, párr. 3).

Además, a esto se suma la declaración de la importancia, necesidad e interés de concientizar a la mayor cantidad de personas posible del doctor Rafael García, director del Laboratorio de Invasiones Biológicas (LIB) de la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad de Concepción (UdeC), correspondiendo este último, actualmente, al programa integrador del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), donde se estudia hace más de 15 años este complejo fenómeno. 

Las especies exóticas invasoras son una grave amenaza para los esfuerzos de conservación de varias de nuestras especies nativas y generan un impacto directo en la calidad de vida de las personas. La puesta en valor de estos impactos por la sociedad puede ser el punto de partida para futuras acciones de manejo. (Fundación Terram, 2024, párr 4).

Se puede indicar, frente a lo antes expuesto que, debido a los daños que provocan en materia socio-económica, considero que la ciudadanía debería tomar acción y empezar a conocer más sobre las EEI. De esta forma, podrán comprender  el impacto que causa en nuestra fauna nativa, e incluso, al poder identificarlas, se podría tomar las medidas correspondientes para disminuirlas. De igual manera, saber la responsabilidad que hay en nuestras manos, preferir plantas nativas para los jardines, no ingresar EEI y promover los conocimientos sobre estas, seria una ayuda para todo este proceso.

Si es que aún no está totalmente convencido, ¿Qué espera para el futuro ambiente que rodeará a sus hijos? ¿Cuántas especies no podrán conocer por culpa del actuar del ser humano? 

Lo invito a reflexionar.